No imaginé que el cumpleaños de mi esposa sería el peor día del año. No estaba preparado para tamaña catástrofe. Era un sábado a principios de noviembre. Ella cumplía treinta y siete años. En vísperas de su aniversario, la llevé a una joyería y le regalé cuatro prendas de oro que ella eligió. Sería injusto acusarme de avaro. Las joyas costaron una fortuna. No podría decirse que mi esposa saboteó...
Por qué no me atreví a ser presidente
Un amigo de toda la vida, al que no he visto casi toda la vida, ha fundado un partido político, lo que en mi país es un trámite tan frecuente como abrir un restaurante o una cafetería, y se ha postulado a la presidencia de la república, uno entre decenas de candidatos que aspiran a dicho cargo. Hacía más de tres décadas que no veía a ese amigo. Nos conocimos en un periódico de derechas...
Cómo me dejó el inglés
Cuando llegué a esta isla bendita hace treinta años, escapando del desierto, hablaba español e inglés. Ahora solo hablo español. A pesar de que el inglés es el idioma oficial en este país, lo he olvidado casi por completo. Aprendí a hablar inglés gracias a mi abuelo paterno, que era cónsul honorario irlandés y prefería hablarme en la lengua de sus mayores. Era un hombre culto, refinado...
Voy a reventar de un infarto
Mi familia me ha invitado a una fiesta en un hotel de Nueva York. Tengo pavor de asistir. Estoy demasiado gordo. Me temo que los guardias de seguridad no me dejarán entrar. Dirán: este gordo mal peinado seguramente es un ilegal. Luego me arrestarán y deportarán. Me he puesto a dieta para que me dejen entrar a la fiesta de mi familia. Tengo apenas tres semanas para adelgazar. Me he prohibido comer...
Esos polvos satánicos
No me enorgullece recordar que me rebajé al deshonor de ser adicto a la cocaína durante cuatro años que pudieron costarme la vida. Cuando me han preguntado cómo dejé de aspirarla, cuando yo mismo he recordado en qué circunstancias me liberé de aquella dependencia, he respondido la verdad: no me sometí a ninguna terapia de desintoxicación ni tratamiento médico para regenerarme, lo que me salvó fue...
Las fiebres del amor a escondidas
Las relaciones eróticas entre mi exesposa y yo mejoraron después de divorciarnos. Durante los años en que estuvimos casados y tuvimos dos hijas, nos consumía una pasión culposa, atormentada: ella quería olvidar a su exnovio francés, médico cirujano, quien le escribía cartas incendiadas del más impuro deseo, y yo extrañaba tanto a un amante de mi primera, confundida juventud, que a veces, después...
Es otoño en el corazón
Ha llegado el otoño. Salgo de casa a las siete de la tarde y ya ha oscurecido. Es un alivio manejar de noche hasta el canal de televisión. Durante la primavera y el verano, los rayos solares previos al crepúsculo me aturdían y a ratos enceguecían, mientras conducía al estudio, lastrado por el tráfico, turbado por las lluvias. Siempre me ha gustado el otoño, más ahora que tengo una edad otoñal. No...
Ha ocurrido un milagro
Mi exesposa llevaba muchos años divorciada de mí cuando le pidió a mi madre que le regalase una casa: -Su hijo me ha hecho sufrir mucho, señora -le dijo, visitando a mi madre en su casa. La casona señorial de mi madre era la más extensa del barrio, pues había comprado las propiedades vecinas y las había convertido en jardines. -Necesito una casa bonita, por aquí cerca, para recuperarme de todo lo...
Monja y poeta
Estos días lluviosos de septiembre, veinte días consecutivos lloviendo todos los días, mi hermana monja y poeta hubiera cumplido sesenta y tres años. No hemos podido celebrar su aniversario con ella porque murió hace tres años, meses antes de cumplir sesenta, una edad temprana para morir. No murió de causas naturales, la mató un chofer que conducía a alta velocidad, atropellándola cuando ella...
Rojos y mariquitas
A mi casa no entran rojos ni mariquitas, decía mi padre. Levantando la voz, bebiendo licores recios, fumando cigarrillos y a veces pipas, limpiando sus armas de fuego, dirigía una mirada turbia a mi madre y le decía: A esta casa no van a entrar tu hermano el comunista y tu hermano del otro equipo. Temerosa de las iras volcánicas de su esposo, mi madre obedecía en silencio. Los fines de semana mi...
