AutorJaime Bayly

La traición

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Barclays dejó la cocaína una noche que trató de hacer el amor con Daniela y no pudo. Se sintió tan humillado, tan empequeñecido, tan asqueado de sí mismo, que le prometió a Daniela, y se prometió a sí mismo, que nunca más aspiraría cocaína. Tenía veinticinco años. Llevaba aspirándola los últimos cuatro años. No se consideraba un adicto porque solo la tomaba los fines de semana. Pero no había fin...

Los dineros escondidos

L

Huyendo de un huracán que destruyó Miami, siguiendo a una mujer de la que se había enamorado, Barclays se mudó, manejando un camión alquilado en el que llevaba todas sus cosas, a Georgetown, en la capital del país, Washington DC, obsesionado con terminar una novela torturada y confesional que había iniciado en Madrid, el año anterior. A pesar de que su novia, quien había sido admitida en la...

Una educación sentimental

U

El inefable Barclays era famoso por sus entrevistas a grandes artistas, emitidas por la televisión. Con apenas diecinueve años, entrevistó a Borges en una confitería del centro de Buenos Aires, a Sábato en su casa de Santos Lugares, a Vargas Llosa embrujado por el poder en Lima, a Bryce Echenique ebrio, risueño y chispeante, y a Cela cascarrabias, gruñón. En aquel momento Barclays no sabía que...

El abrazo ilegal

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En vísperas de que su madre Dorita cumpliese ochenta años, Barclays le preguntó: -¿Qué quieres que te regale? Al otro extremo de la línea telefónica, Dorita no vaciló en responder: -Un abrazo. Barclays vivía en Miami hacía veinticinco años. Había nacido en Lima, pero se había marchado de esa ciudad para ser un hombre libre y un escritor, dos aspiraciones que le parecían indesligables. Dorita...

La desgraciada vida feliz de Mercedes Remedios Purificación

L

No sabía Barclays, cómo podía imaginarlo, que cuando se enamoró de Casandra Koenig, una joven muy refinada, que había vivido en Filadelfia y París, se enamoraría también, aunque de una manera exenta de toda lujuria, un enamoramiento digamos literario o artístico, de una cocinera gorda, con canas incipientes, de ojos de lechuza o de búho, que vestía siempre un uniforme celeste, un delantal del...

Murió con una sonrisa

M

Cuando Barclays era un niño, y vivía en una mansión de jardines infinitos en las afueras de la ciudad, su mejor amigo no era ciertamente su padre, a quien veía con pavor, y de quien se escondía con sigilo para evitar que le diera una paliza más, sino un hombre humilde, de escasos recursos, que trabajaba como jardinero en aquella casona. Se llamaba Mario. Era de corta estatura, complexión...

De pronto era su hijo

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Hace veinticinco años, el inefable Barclays se propuso conquistar América, haciendo programas de televisión desde Miami. Quería ser famoso, obscenamente famoso. Quería ser rico, desvergonzadamente rico. Enemigo de su padre, quería superarlo, empequeñecerlo, derrotarlo en toda la línea. Pensaba: no seré más el hijo de James Barclays: en adelante él será el padre de Jimmy Barclays. Como sus...

La condesa de Miraflores

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Dorita Lerner ha cumplido ochenta años. No ha podido celebrarlos como hubiera querido. Le hacía ilusión dar una fiesta en su casona de Miraflores. Por culpa del coronavirus, ha pasado su cumpleaños encerrada en su casa, sin poder salir, sin poder visitar la iglesia tan siquiera. Si recibiera en su acogedora residencia a sus hijos y nietos, a sus hermanos y sobrinos, estaría violando la ley. El...

El filósofo y el tuerto

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Un año después de que Fidel Castro capturase a tiros el poder en Cuba, y cuando ya empezaba a perfilarse su deriva de sátrapa comunista, dos jóvenes de diecisiete años, todavía menores de edad, Montalván, apodado El Filósofo, y Benítez, alias El Tuerto, fueron capturados por la policía política del régimen, acusados de distribuir panfletos anticomunistas, sometidos a una charada de juicio sumario...

¿El gobierno o yo?

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El inefable Barclays, escritor fantasmagórico, se pregunta: ¿Quién cuida mi salud cuando estoy sano? ¿El gobierno o yo? Porque estar sano, mantenerme saludable, cuesta dinero, no poco dinero. ¿Quién paga las cuentas farmacéuticas de mantenerme sano? ¿El gobierno o yo? Las cuentas son onerosas y tienden a crecer. Gasto fortunas en tres medicamentos para regular la bipolaridad. Gasto fortunas en...

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