AutorJaime Bayly

Malas artes

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    Los lectores del diario “El Comercio” de Lima me han concedido dos premios: uno a la mejor novela publicada el año pasado por “Los genios” y otro al mejor programa digital de entretenimiento por mi canal personal de YouTube. Por supuesto, los lectores de dicho centenario periódico se han equivocado: había mejores novelas y mejores programas digitales en ambas categorías. ¿Por qué...

Los zorros y las zorras

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  Al llegar al aeropuerto de Carrasco en Montevideo, sorprende la primera señal de eficacia y modernidad: una máquina lee el pasaporte azul de los Estados Unidos, reconoce tu rostro y te permite ingresar al país en menos de un minuto, de modo que, siendo estadounidense, es más fácil entrar al Uruguay que a los Estados Unidos, pues no hace falta entregar el pasaporte a un agente uniformado ni...

El paraíso en el coño sur

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En vísperas de que nuestra hija cumpla trece años y se convierta oficialmente en una teenager, un período arbitrario que comienza a los trece y termina a los diecinueve años, y aprovechando que su escuela se ha tomado una semana de vacaciones por el receso de la primavera, hemos resuelto pasar unos días en Punta del Este. Celebraremos su cumpleaños en un hotel en el campo, no muy lejos de la...

Yo mismo era el mal clima

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Tres años helados sobreviví como un peatón en la capital del imperio en decadencia. Caminaba a solas más de una milla hasta el supermercado y luego metía las compras en una pesada mochila que colgaba a mis espaldas de regreso a casa. Solo usaba los buses del transporte público para ir los fines de semana a los cines al norte de la ciudad. En el barrio donde vivía, no había estaciones del metro...

El joven de la gasolinera

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Pasada la medianoche, me desvío de la autopista y detengo mi camioneta en una gasolinera porque uno de los neumáticos delanteros ha perdido aire. Un joven en pantalón corto y zapatillas me ofrece su ayuda, se pone de rodillas, desliza unas monedas en la máquina de aire y consigue inflar la goma en pocos minutos. Le agradezco efusivamente, le doy mi tarjeta, le digo que estoy a sus órdenes y le...

Una curiosa prueba de amor

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Mi hija pasó un fin de semana en Miami y no pudo verme, o no quiso verme, o en principio quiso verme, pero al final cambió de opinión y prefirió irse sin verme. Es cierto que no vino a Miami a verme. Vino a la fiesta de casamiento de una amiga. Es cierto que llegó un jueves y yo no estaba en Miami, pues me encontraba en Aspen. Aun si hubiera querido verme tan pronto como llegó, yo no estaba en...

Aspen, Argentina

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Las montañas más elevadas de Aspen cosquillean las nubes a casi cuatro mil metros de altura. El problema no es llegar a la cumbre. Una góndola que el viento hamaca levemente se ocupa de transportar al esquiador, al caminante o al fotógrafo hasta la cima en apenas quince minutos. Una vez arriba, el sol reverbera sobre la nieve con una luminosidad que enceguece, los aviones rugen cada tanto a...

Polvo infinitesimal

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      Se han cumplido dos años desde que mi hermana mayor perdió la vida, atropellada mientas montaba en bicicleta cerca de su casa en la playa. No se sabe quién la atropelló. Los auxilios médicos tardaron en llegar y fueron insuficientes. Murió antes de cumplir sesenta años. A pesar de que soy agnóstico, a veces le hablo a mi hermana. Por lo general le digo: espero que estés en un...

El aviador

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    Hace veinte años, de paso por Santiago de Chile, acudí a los cines de Alto Las Condes, en función de matiné, a ver la película “El aviador” el día mismo de su estreno, una cinta dirigida por Martin Scorsese, que recrea la vida del magnate, playboy, aviador y productor de cine Howard Hughes, interpretado por Leonardo di Caprio. Esperando en fila a que abriera la boletería a eso de...

El impuntual

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-Al carajo – le dije a mi esposa-. Me cansé de esperarlo. Me voy. Ofuscado, me puse bruscamente de pie y pedí la cuenta. -¿Y qué se supone que debo hacer yo? -preguntó ella, sentada a la mesa del café donde llevábamos esperando largo rato. -Ven conmigo -le dije-. Vamos a casa. Más fuerte que yo, más paciente que yo, más recia que yo para aguantar las adversidades, mi esposa dijo: -No. Yo me quedo...

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