AutorJaime Bayly

Leal a mis enemigos

L

Yo he sido siempre un periodista de opinión. Cuando todavía era menor de edad, con apenas diecisiete años, el diario “La Prensa” de Lima me dio una columna, “Banderillas”, que se publicaba diariamente, y en la que clavaba o plantaba, como pullas ardientes, sobre el lomo de los mansos o chúcaros políticos, mis opiniones insolentes, atrabiliarias. Es decir que, aun antes de aparecer en la...

Ya ni mis calzoncillos son míos

Y

Finalmente, ha llegado Leo. Leo es un cachorro marrón, de tres meses, raza bichon-poodle, pelo ensortijado, ojos que miran con inocencia y ternura, una colita que se mueve neuróticamente cuando lo acaricias y le hablas en un idioma, el español, en el que no le habían hablado en Iowa, donde nació. Leo, qué suerte tienes de que Silvia, mi esposa, te haya elegido, contrariando expresamente mis...

El perro o yo

E

-Tengo una buena noticia –dijo mi esposa, cuando desperté, pasado el mediodía. Mirándome con expresión risueña, añadió: -He comprado un perro. Quedé sorprendido: siempre que habíamos hablado de la posibilidad de tener un perro en la casa, le había pedido que ni lo pensara, pues yo me oponía de un modo rotundo, ajeno a toda duda. -¿Me estás preguntando si podemos comprar un perro, o me estás...

La felicidad en otra parte

L

DOMINGO Mi hermano, el cazador, próspero empresario de carnes, listo, listísimo, el más listo de los diez hermanos, el más divertido también, nos invita a almorzar en un restaurante francés cerca de casa. Llegamos tarde, hacia las tres, porque él viene de su casa en la playa, noventa kilómetros al sur. Tan pronto como entramos, distingo por el rabillo del ojo la presencia de un ex presidente alto...

Todo, lentamente

T

Mi mujer quiere comprar un perro. Le pregunto por qué de pronto necesita un perro. Me dice porque necesito amor. Le digo que me opongo a tener un perro en la casa. Me dice que ya lo compró. Le pregunto qué haremos con el perro cuando viajemos. Me dice que viajaremos con él. Me pregunto si debo ceder y aceptar al perro en mi casa. Tengo miedo de que ladre mucho y me despierte. Lo odiaría...

El gato afeminado

E

  No me quedan ya muchas vidas. He gastado, malgastado, dilapidado, casi todas las que, al nacer, me fueron concedidas. Y fueron como mínimo siete, porque no soy una criatura completamente humana, soy un gato, un gato sigiloso y desconfiado, un gato perezoso y ensimismado, un gato gordo, delicado, afeminado. Siempre fui un gato, sólo que ahora se nota más. Como buen gato, he sabido caer...

Vino la muerte y me trató de tú

V

Esa noche vino la muerte y me trató de tú. Yo le pedí que me tratase de usted. Me jactaba de ser un buen piloto, un excelente conductor de autos. Cuando mi esposa se burlaba de mi supuesta impericia para manejar, le decía: -Soy un as del volante. Manejo súper bien. Nunca he chocado. Y era verdad: nunca había chocado. O nunca fuertemente y con estrépito, poniendo en riesgo mi salud. Mi memoria...

La rendición del soltero codiciado

L

Uno de los solteros más codiciados de Lima, asiduo protagonista de las revistas del corazón, seductor de las mujeres más atractivas de la ciudad, millonario, extravagante, playboy, uno de los últimos playboys, Rafael Buenaventura conoce a Mariana Arribas en una discoteca de moda y la impresiona por su inteligencia y sentido del humor, pero también por su reloj, su ropa carísima, su camioneta de...

El hombre de un solo huevo

E

Por tercer año consecutivo, habíamos viajado a Montreal, y luego manejado dos horas al norte hasta un pueblito llamado Mont Tremblant, para celebrar mi cumpleaños el tercer lunes de febrero. El clima era benigno para los estándares canadienses, cero grados centígrados, pero previsiblemente helado para nosotros, residentes en Miami. Las montañas estaban coronadas de nieve. El pronóstico del tiempo...

El gran amor de mi vida

E

Una de las cosas que más me gustan de Silvia, mi esposa, es que no ve mi programa de televisión. Nunca, ni por casualidad. Lo evita, lo evade, sabe que es tóxico. Antes venía los viernes al programa, pero ahora me dice que ya no le provoca, que se aburre con mis discursos políticos. Otra de las cosas que me gustan de ella es que cuando le hablo apasionadamente de política, de los conflictos y las...

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