AutorJaime Bayly

La ventanilla de la felicidad

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    Me encontraba sentado, quiero decir desparramado, quiero decir arrellanado, en el salón de espera de Iberia, aeropuerto de Madrid, aguardando a que nos llamasen para dirigirnos a la puerta de embarque del vuelo que nos llevaría de regreso a Miami, cuando mi esposa Silvia se acercó, me entregó un sobre y dijo: -No sé si quieres ir a pedir que te devuelvan estos impuestos. Era la...

La cantante y el escritor

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El vuelo de Iberia desde Miami hasta Madrid debía despegar a las cinco de la tarde. Lo hizo a las seis de la tarde, una demora comprensible. Yo estaba sentado en la primera fila, ventana. Mi esposa Silvia y nuestra hija Zoe, en la primera fila, asientos centrales. Viajábamos a Madrid para presentar mi novela “Los genios” en la feria del libro. Tan pronto como despegamos, encendí la tableta, me...

Desventuras de un escritor con sobrepeso

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    Era un sábado por la tarde en Miami. Una sobredosis de pastillas para dormir me había dejado más aturdido que de costumbre. El tiempo estaba tan cálido que parecía verano: en realidad, siempre es verano en Miami. Aunque usualmente no trabajo los sábados, esa tarde debía ir a una librería en Coral Gables para hablar de mi más reciente novela y, a continuación, firmar ejemplares de...

La felicidad, si sabes buscarla

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Mientras un hombre pierde su tiempo hablando apasionadamente de las intrigas políticas de su país, otro se eleva sobre aquellas chaturas y pinta un cuadro o escribe una novela. El primero, sin advertirlo, afea su existencia, afea el mundo; el segundo, si acaso consigue rozar el arte, embellece su vida, embellece la vida misma. Tiempo después, la cháchara política del hablantín estará muerta, pero...

La pista de hielo

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El bar del hotel Alvear está desbordado de turistas más o menos obesos que gritan en inglés. Beben cerveza, gritan como si estuvieran en una cantina o una discoteca, se besan sin pudor, poco les falta para echarse a bailar un reguetón. Lucen extrañamente eufóricos. Es probable que esa sensación de júbilo se origine en el hecho de llevar billetes de cien dólares en los bolsillos o en las medias...

Los hijos y los padres

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    Antes de despegar con destino a Buenos Aires, me encomiendo a mi hermana, que fue monja y poeta, por si acaso me escucha en otra dimensión espiritual: -Por favor, protégeme, regálame paciencia y humildad, dame sabiduría en este viaje. No creo en ninguna iglesia, pero creo en mi hermana, que murió el año pasado. Por lo general, cuando estoy en apuros, le pido favores. Era humilde y...

Lo que mal comienza

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    Mentiría si dijera que me invitaron a la feria del libro de Bogotá: yo me invité solo. Mentiría si dijera que mi presencia en dicha feria fue un éxito: fue un fracaso. Fue un fracaso porque mis anfitriones reservaron una sala pequeña para cien personas y concurrieron unas quinientas. Había un centenar de ávidos lectores en la sala, sentados, y una multitud afuera, cabreada...

Dos noches en Barcelona

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    El vuelo de American a Barcelona, de no mediar contratiempos, durará nueve horas. Por fortuna, despega a tiempo. De inmediato bajo las cortinas, reclino el asiento 1L y me dispongo a ver la última película de Spielberg, The Fabelmans, en la que cuenta cómo, desde niño, se enamoró del cine, desde aquella primera escena de un tren chocando con un auto que, junto a sus padres, vio en...

La reina del canje

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    -No he podido dormir, Gaby -le dije a la secretaria del director de “La Prensa”, donde yo trabajaba como reportero policial-. Fuimos al Cinco y Medio y fracasé. -¿Cómo que fracasaste? -preguntó Gaby, con una sonrisa pícara, maliciosa. Estábamos tomando coca colas con hielo y comiendo sánguches de huevo frito con tocino, en una cafetería cerca del periódico, en pleno jirón de la...

Escenas de la vida conyugal

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UNO Barclays y su novia Casandra suben a un taxi amarillo y le piden al conductor, un hombre de barba con un enredo de turbante, que los lleve al juzgado en el centro de la ciudad. Es un día espléndido de primavera en Washington, con los cerezos floreciendo en tonos rosáceos que convocan el amor y siembran los buenos augurios. Los novios descienden del taxi, suben las escaleras del palacio de...

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