AutorJaime Bayly

Un montón de mentiras

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Barclays ha publicado una novela, “Los genios”, sobre la pelea entre Vargas Llosa y García Márquez, después de cinco años sin publicar novelas. La escribió durante la pandemia, aunque llevaba tramándola muchos años. Está modestamente orgulloso de su novela. Espera con pavor e impaciencia el veredicto de la crítica. Le encantaría que algún crítico escribiera que es una gran novela, pero es harto...

La insolente libertad artística

L

  Eran las tres de la mañana en mi casa en Miami, las nueve de la mañana en Barcelona. Yo nunca había hecho una conexión virtual vía zoom ni quería hacerla. Pero mi agente literario en Barcelona, un señor de apellido Palomares, insistió tanto en hacer el bendito zoom, que me rendí. Mi esposa se dio el madrugón conmigo y se aseguró de que el encuentro cibernético ocurriese tan puntualmente...

Madrid en primavera

M

Había estado en Madrid unos meses antes de la pandemia y desde entonces pasaron cuatro años y no regresé. Pero todas las semanas, desde mi casa en Miami, volvía a la capital española en el territorio enfebrecido de la imaginación, mirando pisos, áticos y apartamentos cerca del parque del Retiro, soñando con comprar una propiedad en aquella ciudad. Mi mujer, sin embargo, que es mucho más...

Los genios

L

    Hace muchos años, allá por 1982, un joven alto, delgado, de barba negra y mirada penetrante de intelectual, se presentó en un periódico conservador en el centro de Lima, “La Prensa”, y pidió trabajo. Dijo que se llamaba Álvaro Vargas Llosa, era el hijo mayor del famoso escritor y había abandonado sus estudios en la universidad de Princeton, en Nueva Jersey, porque quería ser...

De pronto, el infierno

D

Ese día empezó a arruinarse hacia las dos de la tarde, cuando Barclays salió de su casa, celebró el buen tiempo de marzo, se dispuso a entrar en su camioneta y de pronto advirtió que alguien había estacionado indebidamente frente a su casa. Era un auto eléctrico negro. Estaba encendido. Su conductora, una mujer de mediana edad, también parecía encendida: hablaba con gestos exasperados en su...

El resplandor de la guillotina

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Barclays se dejó maquillar, se anudó una corbata y se sentó frente a una cámara de televisión por primera vez en su vida en 1983, en el canal más poderoso de Lima, Perú. Así debutó en la televisión. Tenía dieciocho años. Hablaba de política con aires de sabiondo. Cuarenta años después, en 2023, Barclays se maquilla, se anuda una corbata y se sienta todavía frente a una cámara de televisión, en un...

Rompecabezas

R

Barclays, su esposa Silvia y su hija Zoe llegan al aeropuerto de Lima poco antes de la medianoche. Los espera su chofer. Suben a una camioneta. -Yo voy a manejar -le dice Barclays a su chofer. Luego le da un dinero y le pide que tome un taxi a su casa. El chofer se llama Luis Enrique, pero Barclays le dice Juan Carlos. -Ya estoy viejo -se disculpa-. Se me confunden los nombres. Saliendo del...

El origen del frío en su corazón

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    El escritor itinerante Barclays cumplirá cincuenta y ocho años este fin de semana. Los va a celebrar, o más exactamente conmemorar, porque ya son muchos años para festejarlos, en casa de su madre, en la ciudad en que nació. Sus deseos son simples, austeros: abrazar a su madre octogenaria, abrazar a su esposa y su hija menor, comer helados de lúcuma como si no hubiera mañana. También...

El número siete

E

Entré a trabajar en un periódico conservador de derechas, La Prensa, cuando tenía quince años, gracias a mi madre, que era amiga de los dueños. Me desempeñé como cortador de los despachos cablegráficos que imprimían los teletipos, reportero policial, reportero de deportes y columnista político. La comisión periodística más insólita que me encomendaron fue la de cubrir el mundial de fútbol en...

Mis padres y yo

M

Cuando pienso en mis padres, me dan ganas de llorar. Nunca los vi darse un beso, abrazarse con ternura, decirse una palabra cálida, mirarse con amor. Se odiaban. Eran enemigos. Cuando nos sentábamos a comer, la tensión entre ambos era irrespirable, las miradas de mi padre a mi madre eran feroces, despiadadas. Mi padre era infeliz probablemente porque era cojo y porque sus padres lo habían...

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