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Buda hablando de fútbol y tomando coca cola

B

      De niño, Barclays quería ser futbolista, pero su padre le decía que era un oficio maloliente de gente pobre y su madre que Dios no había inventado el fútbol ni la pelota y que ganarse la vida pateando pelotas era perder el tiempo. Su padre quería que fuese militar, el general que por ser cojo él no había podido ser, y su madre soñaba con que fuese sacerdote. Abrumado ante...

La señora de las pantys negras

L

      Cuando Barclays, que está casado con una mujer hace diez años, que ha sido fiel a ella todo ese tiempo, batiendo sus récords de fidelidad, que se proclama bisexual, que ha tenido un novio antes de enamorarse de su esposa y no ha estado íntimamente con un hombre hace doce años, se pregunta si todavía desea acostarse con un hombre, como en sus tiempos de juventud intoxicada y...

Mujeres que hacen toples

M

    A pesar de que viven en una isla de Miami, a pesar de que se encuentran a tiro de piedra del club de playa de la isla, apenas cinco minutos en auto desde su casa, a pesar de que las costas de la Florida están bañadas de playas preciosas, los Barclays eligen visitar una playa distante, al otro lado del océano, a nueve horas en avión. ¿Por qué viajan nueve horas en avión para ir a la...

No hay rencores

N

      Barclays estaba en la suite presidencial de un hotel en Lima con vistas al océano Pacífico (“si no puedo ser presidente, me contentaré con ocupar las suites presidenciales”, solía decir, en tono risueño, a sus amigos), cuando su hermano John le dijo por teléfono: -El juez ha dictado orden de captura. Van a arrestarlo en cualquier momento. John Barclays aludía al padre de...

Los pedigüeños

L

    -Algo raro está pasando -le dice a Barclays su esposa Silvia, apenas él despierta, pasado el mediodía-. Me han escrito dos amigos tuyos, diciéndome que tienen urgencia de hablar contigo. Sorprendido porque se jacta de no tener amigos, de haberlos perdido todos debido a sus novelas y sus relatos, vampirizándolos, desfigurándolos en la ficción, Barclays pregunta: -¿Qué amigos míos te...

El cantante a orillas del río Sena

E

    Caminando a orillas del Sena una tarde soleada de agosto, viendo con asombro cómo algunos veraneantes tomaban sol en bañador y se arrojaban a las aguas verdes del río como si estuvieran en las playas de Niza, preguntándose si debía quitarse la ropa y saltar en calzoncillos al Sena para que su esposa y su hija se riesen de él y le tomasen fotos haciendo el ridículo, Barclays creyó...

Los hombres que mataban animales

L

    Como su padre era un cazador de animales que todos los años emprendía viajes de safari y de caza con sus amigos y se jactaba de matar leones, elefantes, pumas, antílopes, jabalíes y venados y regresaba de aquellas matanzas con las cabezas disecadas de los animales que había fulminado sin compasión y colgaba como trofeos de caza esas cabezas en los salones de su casa en el campo...

Mínimo conocimiento de París

M

      En vísperas de partir, Barclays se pregunta: ¿Estaré siendo temerario, imprudente? ¿Será este un viaje suicida? ¿Viajaré a la enfermedad, a la agonía, a la muerte, cuando bien podría quedarme en casa? Nada obliga a Barclays a viajar, salvo que es agosto, hace un calor insufrible y tiene unos días de vacaciones. Pero bien podría quedarse en casa, con su familia, con su perro...

La hoguera de las vanidades

L

  Retirado de la televisión, Barclays vivía en Washington DC y daba clases de literatura latinoamericana en la universidad de Georgetown, donde, años atrás, había escrito sus primeras novelas, cuando aún las escribía a mano, en cuadernos, en la biblioteca de la universidad, y las computadoras eran una extravagancia reservada a los científicos del campus, obsesionados en desarrollar las...

Una araña negra en su cama

U

      Barclays y su suegra, una mujer muy guapa, nacida en Chicago, llamada Bárbara, fueron enemigos desde que se conocieron: -¿Qué colonia te has puesto? -le preguntó ella, a quemarropa, tan pronto como lo conoció. -Brut -respondió él, muy orgulloso. -Es colonia de cholos -dijo ella-. No la uses más. Bárbara era alta, rubia, coqueta, llamativamente guapa. Vivía en una mansión en...

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