Categoríacolumna

El reloj de Sabina

E

Hace años, entrevistando en televisión al gran Joaquín Sabina, músico, escritor, pirata cojo y asaltante de noches vírgenes, le dije que el reloj que llevaba puesto me parecía muy bonito. De inmediato Sabina se quitó el reloj, me lo entregó y me dijo, la sonrisa esquinada, una voz áspera, de muchas malas noches: -Es tuyo. Me conmovió. Nunca un invitado me había regalado nada en mis largos años...

Entonces comenzaron los problemas

E

Yo no quería vender el apartamento de Buenos Aires. Le tenía cariño, me traía recuerdos felices. Le había hecho, o había pagado para que le hicieran, toda clase de arreglos y renovaciones, y había quedado impecable, “todo a nuevo”, como decían allá. Estaba en el corazón del barrio de San Isidro, al norte de la ciudad, y tenía una vista muy linda al club de rugby. De noche, cuando encendían las...

Coma profundo

C

El vuelo a Buenos Aires está demorado. Aunque no tenemos hambre, seguimos comiendo bocaditos, al tiempo que tonteamos en internet: yo no navego en internet, más bien diría que floto. En el salón vip hay tanta gente, y tantos perros caniches, y tantos bebés, y tantas familias felices todas iguales, que uno piensa: en estos tiempos ya todos somos vip, hay más gente aquí que en la puerta de embarque...

Sospechoso

S

Hace veinticinco años, enero de 1991, camino a Madrid, abrí una cuenta de ahorros en el Citibank de Key Biscayne. Deposité veinte mil dólares en efectivo, lo que me habían pagado en Lima por mi apartamento en la avenida Pardo, Miraflores, frente a la embajada de Brasil. El primer semestre de ese año, viviendo en Madrid, maliciando una novela, apenas toqué esos ahorros. El segundo semestre, las...

La tristeza del padre ausente

L

Mi hija mayor se graduó de la universidad a finales de mayo. No fui invitado a la ceremonia ni a las celebraciones. Todavía no me recupero de ese dolor. Ella fue admitida en una universidad de gran prestigio académico en el estado de Nueva York, cuando cursaba el último año en un colegio norteamericano de Lima. Su madre, de quien yo estaba divorciado hacía muchos años (si catorce son muchos...

Lima me está matando

L

Hacía tres años no viajaba a Lima. Mi última visita había sido a mediados de 2013, para presentar una novela. En aquella ocasión me acompañó mi esposa y nos pareció imprudente viajar con nuestra hija porque tenía apenas dos años y no queríamos exponerla a las fatigas de los aviones y los aeropuertos. Entonces yo llevaba otros tres años largos sin visitar la ciudad en que nací (me había marchado...

Una madre se queda sola

U

Mi hija Carmencita se graduó de la universidad en mayo. Ya es oficialmente enfermera titulada con especialidad en asistencia de ancianos con artritis. Estoy tan orgullosa que no hay palabras para expresarme. Ya había reservado mi pasaje para ir a Nueva York a acompañarla en su graduación y luego invitarla a comer unas hamburguesas porque estoy corta de plata, pero ella me frenó en seco: -No...

El circo

E

La convención republicana me ha parecido un circo, con el agravante de que los animales abusados en el circo hemos sido nosotros, los espectadores enjaulados. El estrepitoso desfile de payasos, bufones, domadores, malabaristas, mujeres barbudas, hombres bala, acróbatas, arlequines, tragasables y lanzallamas me ha dejado, a un tiempo, divertido y aterrado. El dueño del circo es, por supuesto, el...

La ciudad del polvo y la niebla

L

En los próximos días viajaremos a Lima. Mi esposa y yo queremos que nuestra hija de cinco años conozca la ciudad en que nacimos y nos enamoramos y la concebimos una noche improbable en que el azar se conjuró con nosotros. Nos hace ilusión que nuestra hija sepa de dónde venimos, juegue con sus primas, recorra los jardines maravillosos de la casa de mi madre, aprenda a querer a la perrita que vive...

A esto hemos llegado

A

Tan tranquila y predecible es mi existencia que las dos horas más placenteras del día son las que dedico a mirar un juego de fútbol en la televisión: a esto hemos llegado. No digamos ya la ilusión que tengo cifrada en el juego de tenis del domingo, que pienso ver aunque tenga que despertar de madrugada, como si uno de los finalistas fuese mi hijo, mi entenado, mi primo o mi sobrino: que gane mi...

Redes sociales