Había venido a Los Ángeles cuando era joven y me suicidaba todas las noches aspirando cocaína y estaba enamorado de un navegante intrépido que traficaba drogas sorteando a los guardacostas. Era un pirata moderno y tenía la suerte del corsario y nunca lo pillaban. Tenía una casa de tres pisos en Long Beach. Dormíamos en una absurda cama de agua. Es un decir: no dormíamos, estábamos siempre duros y...
Algún día
Algún día, mi amor, seremos famosos. Algún día. Nadie llorará en esta ciudad cuando me toque morir. Nadie llorará cuando me toque morir, ni siquiera tú misma. Seré cenizas, seré nubes, seré polvo y olvido, y mis hijas recordarán vagamente haberme conocido. Ha llorado tanto mi madre que le quedarán pocas lágrimas para llorarme por defraudarla una vez más y marcharme a destiempo. Se me recordará...
El jardín de los pudores
Mi madre Dorita Tranquilina llegó de visita desde Lima a pasar una semana con nosotros. Vino sola, con sombrero y gafas oscuras, en silla de ruedas a pesar de que todavía camina perfectamente a sus setenta y seis años, con tres maletas llenas de regalos entreverados, machucados y emanando olores promiscuos: frascos derramados de aceite de marihuana, bolsas de cola de caballo y uña de gato...
Que pase el desgraciado
Esta semana ha sido devastadora para mí. El domingo por la noche estaba tan triste que a duras penas podía hablar. Siempre que he votado en elecciones presidenciales peruanas me ha tocado perder. Siempre. Y el domingo no fue una excepción. La primera vez que pude votar como ciudadano peruano para elegir presidente fue en 1985. Yo tenía 20 años. El favorito era un candidato de centro izquierda...
Una noche más
Llego al canal a las ocho de la noche. Todavía no ha oscurecido. Estaciono mi auto viejo, con cincuenta mil millas, en un lugar para las visitas. No tengo parqueo reservado, como los gerentes y ciertos talentos de la estación. A lo lejos veo el auto lujoso, azul oscuro, bellísimo, del periodista veterano que sale a las ocho de la noche. Es el auto de mis sueños. Pero lo maneja él y no yo. Mi auto...
Embajador en la sombra
-Mamá querida, ¿cómo estás, cuándo llegas? -Jaimín, ¡mi hijo adorado, mi hijo más viril! Llegaré a Miami el 6 de junio, al día siguiente de las elecciones. -Genial, qué alegría. ¿Y por quién votarás? -Por Keiko, pues, hijito, ¿por quién más? Yo estoy con La China cien por ciento. -Pero en la primera vuelta votaste por Alan, mamá. -Ay, no sé, ya no me acuerdo de eso, la verdad. Yo creo que voté...
El papá de Harry Potter
Cuando llegamos a Buenos Aires, parecíamos una tribu errante: mi esposa, mi hija, mis suegros y yo. Como éramos tantos y tenía que pagar tres habitaciones, no me alcanzó la plata para alojarnos en el Alvear, preferimos el Club Francés, a solo dos calles, en el corazón de Recoleta, Rodríguez Peña y casi Quintana. El Club Francés es un secreto bien guardado: cuesta la mitad de lo que cobra el...
Vengo a abrazarte
Parece mentira estar en un avión, con mi esposa y nuestra hija de cinco años, rumbo a Buenos Aires. Ellas duermen plácidamente, mientras yo las miro y escribo. Con suerte llegaremos en unas horas, al amanecer. No quiero pensar en los nudos de tráfico en los que nos enredaremos antes de llegar al hotel. Seguramente estaré exhausto y, sin embargo, feliz. No dormiremos en mi apartamento de San...
Viajar sin paraguas
La relación que tengo con Colombia es una de profundo aprecio y gratitud. He vivido un año en un hotel de Bogotá, en la calle 84, haciendo un programa todas las noches en una cadena de noticias. He viajado muchas veces a Bogotá y Medellín, bien para presentar un libro o grabar entrevistas. He recorrido el país hace años, presentando un monólogo de humor en teatros, salones de hoteles y bares de...
Un escritor y un señorito
Viajé a Madrid por primera vez, desde Santo Domingo, donde pasaba una semana al mes, grabando un programa de televisión, cuando tenía veintidós años. El Perú se deshacía por culpa de un demagogo que había ordenado que el gobierno se apropiase de los bancos y cuya política económica había sumido al país en la miseria y el caos. Yo estaba resuelto a dejar la cocaína, de la que me había hecho...