No alcancé a llegar a tiempo al funeral de mi hermana mayor, que murió atropellada en una autopista, montando en bicicleta. Mi esposa, nuestra hija y yo estábamos ya sentados en la fila siete del vuelo que nos llevaría al sepelio, pero, por mal tiempo, una tormenta repentina, nunca despegó, regresó a la puerta de embarque y nos sugirieron bajar del avión. Nuestra hija rompió en llanto al saber que no podríamos despedirnos de su tía. Consternados, destruidos, volvimos a casa. Como suele ocurrir, el destino o el azar decidió por nosotros.

¿Fue el destino o el azar que mi hermana perdiera la vida un miércoles después del mediodía, arrollada por un conductor desalmado que no se detuvo a auxiliarla y escapó miserablemente del lugar del accidente? ¿O fue la mano sabia de Dios que interrumpió su vida y la llevó a un lugar mejor? Mi madre y mis hermanos consideran que Dios decidió las circunstancias trágicas de la muerte de mi hermana. Ya había cumplido su misión en la tierra, me dicen. Dios la quería a su lado, me aseguran. Ahora es un ángel que velará por nosotros, me afirman. ¿Tendrán ellos razón? Espero que sí. Pero debo confesar que, siendo agnóstico, me asaltan dudas al respecto. ¿Y si no fue Dios sino un chofer estúpido quien mató a mi hermana? ¿Y si ella, al dejar de respirar, ha dejado de existir del todo, y no se ha transmutado a otra dimensión espiritual? ¿Y si ella, con dos hijos jóvenes todavía, en edad universitaria, quería vivir veinte años más, y la idiotez al volante de un conductor descuidado le arrebató esos sueños? ¿Y si mi hermana quería escribir más poesía, correr más olas, hacer más obras de bien, y no fue Dios quien mandó a buscarla, sino la maldita mala suerte que se ensañó cruelmente con ella? Sólo una cosa es segura: mi hermana ya no está, ya no vive entre nosotros, ya no la veré más. Y si, alma buena y noble como fue, ahora su espíritu habita en una dimensión superior, ¿tendré la suerte de volver a verla, o me despacharán a los calabozos donde confinan a las almas menos virtuosas, más viciosas, como la mía?

Como mi hermana era artista, escritora, poeta, y lo había sido desde niña, le había dado instrucciones a su esposo, el pintor noble y silente como un árbol centenario, para que, a su muerte, sus restos fuesen cremados y echados al mar, al mar de Máncora, donde ella fue tan feliz, o al de Miraflores, donde llegaba en moto a correr olas. Su esposo, devastado por la tragedia, incrédulo todavía, quiso cumplir la voluntad de mi hermana, pero mi madre, una santa, se negó enfáticamente a que su hija mayor, que se llamó como ella, Doris, fuese incinerada. Ya me lo había dicho mamá, con su habitual determinación:

-Ninguno de mis hijos será cremado. La cremación es contra natura. La Iglesia la prohíbe.

Me lo había dicho cuando le conté que mi deseo era ser cremado al morir y que mis cenizas fuesen arrojadas al mar de la isla cercana a Miami en la que vivo. Se lo dijo también al esposo de mi hermana recién fallecida, quien tuvo la sabiduría de ceder y avenirse a los deseos de mi madre. Por eso, mi hermana fue sepultada en el cementerio donde yacen los huesos de nuestro padre, que tanto la quiso, que tanto la admiró cuando era monja. Cuando éramos niños, mi hermana mayor y yo leíamos todo el tiempo y parecíamos sutiles o delicados: las delicadezas de mi hermana eran celebradas por nuestro padre, pero mis sutilezas eran deploradas por él. Una vez, algo se le cayó a mi hermana, yo me agaché a recogerlo y papá me dijo:

-Agáchate como hombre.

En la casa de mi madre en Miraflores, con unos jardines bien cuidados que invitan al silencio, fueron velados los restos de mi hermana. Centenares de personas acudieron a despedirse de ella, a orar por su alma. Mi madre, ochenta y un años ya, encontró fuerzas, coraje, serenidad y sabiduría para atender a todos. Cómo me hubiera gustado estar a su lado: una tormenta me lo impidió, nunca quise tanto disponer de un avión para mi uso personal. Mi madre no estaba en paz con la ropa, al parecer una túnica dorada, que le habían puesto al cuerpo de su hija mayor, antes de acomodarla, ya maquillada, en el ataúd. Pidió que le pusieran un atuendo más apropiado. Esta vez sus deseos no fueron cumplidos. El esposo de mi hermana, el pintor noble, pidió que la dejasen vestida así. Y así fue sepultada, mientras tantos la lloraban.

Algún amigo, alguna amiga, han escrito noblemente sobre la muerte de mi hermana, atribuyéndola a la miseria y la barbarie del país en que ella nació y murió, el Perú. No sé si estar de acuerdo con ellos. En los puentes y en la autopista que unen al centro de Miami con la isla de Key Biscayne en la que vivo, ocurren a menudo accidentes mortales, autos que atropellan ciclistas y los matan, por lo general porque sus conductores estaban borrachos, drogados, o más comúnmente porque se encontraban mirando el celular, se distrajeron unos segundos, se salieron de la pista, invadieron la senda de los ciclistas y pasaron por encima a alguien. Recuerdo que no hace mucho atropellaron deliberadamente y mataron a un grupo de amigos argentinos, montando en bicicleta en Nueva York. Sin ir más lejos, a mí me atropellaron, montando en bicicleta, hace unos años, en Madrid, en la avenida Menéndez Pelayo, al lado del parque del Retiro, y salí volando y, sin casco, increíblemente, pude poner el brazo derecho por delante, amortiguando la caída, haciendo menos severo el golpe en mi cabeza: me rompí el brazo, pero salvé la vida, y desde entonces dejé de montar en bicicleta, y ahora sólo salgo a caminar, ni siquiera a correr, y aunque me han regalado un escúter, no lo uso por temor a una caída. Es decir que no sólo en los países tercermundistas arrollan a los ciclistas: también ocurre en Nueva York, en Madrid, en Miami, en todas partes donde hay un tarado manejando un auto y mirando su celular: esos tarados abundan, son una plaga.

Sin embargo, es cierto que mi hermana acaso pudo salvar la vida si la ambulancia hubiese llegado más rápidamente, si la hubiesen conducido a un servicio de urgencias de un hospital bien equipado. Pero la ambulancia tardó mucho, y la llevaron a una posta médica sin los equipos mínimos para evitar que muriese, y cuando la conducían a una ciudad lejana, mi pobre hermana no pudo resistir más y se fue de este mundo.

Había comenzado a irse de este mundo cuando decidió ser poeta, en la universidad donde yo estudiaba para ser abogado, carrera que nunca terminé. Era una poeta, es decir que vivía un poco en otro mundo, en otros mundos. En aquellos tiempos de la universidad, ella apenas dos años mayor que yo (ha muerto con cincuenta y nueve años, yo acabo de cumplir cincuenta y siete), ambos vivíamos con los abuelos maternos, ambos queríamos ser escritores, ella poeta, yo cuentista y novelista, pero ella se atrevía a escribir poemas clandestinos y yo sólo escribía textos políticos, columnas periodísticas, y ella se reía porque yo tenía una malsana afición por coleccionar palabras raras, por escribirlas en mis columnas, por decirlas en la televisión. Desayunábamos juntos unos platos espléndidos de avena y luego incontables panes franceses con mantequilla y mermelada, después nos dirigíamos a la universidad en los quintos infiernos (yo manejaba, ella un peligro público manejando, porque sólo veía las nubes, no los autos), compartíamos nuestros sueños (yo no sabía que pocos años después ella elegiría ser monja de clausura, ella no sabía que yo era bisexual y quizás yo mismo tampoco lo sabía) y, por si fuera poco, acudíamos por las tardes y las noches a un periódico en el centro de la ciudad, donde ella era cronista de asuntos culturales (escribía artículos preciosos sobre Flaubert, sobre El Quijote, sobre la naturaleza de la poesía, artículos que guardo conmigo como un tesoro) y yo era columnista político. Es decir que, además de hermanos, éramos grandes amigos, y como yo ganaba un dinerito en la televisión, alquilé un apartamento en Miraflores, donde vivimos juntos un tiempo. Luego ella se mudó sola, con sus gatos, y poco después me dijo que se iba a un convento en los Andes a ser monja de clausura.

No la vi los largos años en que fue monja, diez o doce. Aun siendo monja, y a sabiendas de que toda mi familia había condenado mi primera novela, “No se lo digas a nadie”, en la que mi alter ego literario sucumbía a su pasión por los hombres y las drogas, me dijo una tarde por teléfono:

-Tu novela me ha parecido de puta madre.

Me alegré muchísimo cuando dejó de ser monja, colgó los hábitos, compró una moto, se hizo corredora de olas y publicó dos libros de poesía. Yo no quería que fuese monja, quería que fuese poeta. Y no sólo fue poeta, también se casó, tuvo dos hijos, fundó una familia, esparció abundante amor alrededor de ella. Celebré el modo improbable y casi heroico como se reinventó, como renació después de ser monja. No dejó de ser creyente, de ir a misa, de rezar por todos y también por mí, pero encontró la manera de hacerlo siendo, a la vez, madre de dos niños, esposa consentida por el pintor, poeta de extraordinario talento y dichosa corredora de olas.

Si mi hermana se me murió un poco cuando se hizo monja de clausura y dejé de verla tantos años, acaso volvió a morírseme un poco cuando enfermó de cáncer hace doce años. Todos en la familia nos habíamos resignado a que ella moriría del todo, con un cáncer grado cuatro, con brutales quimioterapias que la tenían postrada, agonizando, los médicos habiéndola desahuciado. Pero se hartó de esos tratamientos agresivos y perniciosos, mandó al carajo a los médicos, se mudó a una casita en Máncora, cerca del mar, se puso en manos de Dios y empezó a inyectarse muérdago en el ombligo y comer sólo legumbres, verduras, tubérculos, frutas, cosas que cultivaba en su huerto. Y sanó, milagrosamente se curó del cáncer, y pudo vivir doce años más para ver crecer a sus hijos y disfrutar de una vida apacible, sedentaria, cerca del mar.

Querida hermana, querida amiga, querida poeta: a pesar de que soy agnóstico, a pesar de que no volveré a verte, todas las noches rezaré por ti y te hablaré en silencio, porque no me resigno a la ridícula idea de no volver a verte.

 

66 pensamientos acerca de “La ridícula idea de no volver a verte

  1. Ana Cecilia Prado

    No sabía el nombre de tu hermana, la vi un par de veces en Huancayo, mi madre asidua fiel de la iglesia, la conocía y decía; que parecía un ángel. La impresión que tuve al verla con sandalias, la piel rosa quemada por el sol, me impresionaron. Me puse a pensar; qué hace a una joven de posición económica envidiable, renunciar a todo y tomar los hábitos? Era popular por su bondad y sencillez. Se conocía que era hermana de Jaime Bayli, lo cual, junto con su estatura, apariencia angelical, era muy difícil pasar desapercibido. Su imagen se me quedó en la memoria, no la imagino de otra manera.Sin duda debe estar en el cielo.

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  2. Pingback: Jaime Bayly a su fallecida hermana: "A pesar de ser agnóstico, todas las noches rezaré por ti"

  3. Ninoska Moscoso Yance

    Jaime tienes mucha razon mi madrina era muy noble,buena el dia de mi bautizo me senti muy feliz me bautizaron cuando yo tenia 11 años , me senti muy feliz porque Dios me mandaba un Angel buena , noble ,sincera una mirada muy angelical que irradiaba mucho amor me duele mucho a como ese Idiota del conductor dejo a mi madrina tirada a su suerte, se que ahora ella me cuida me protege me ilumina asi como lo hizo cuando ella era monja siempre amare a mi madrina Doris muchos besitos al cielo para mi madrina Doris

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  4. Ninoska Moscoso Yance

    Hola Jaime soy ahijada de bautizo de tu hermana Doris lei tu hermosa publicacion me conmovio mucho me hizo llorar , tu hermana Doris me bautizo en el convento de Ocopa en Umuto Huancayo siempre llevare a mi madrina Doris en mi corazon la quiero mucho este es mi numero de whatsapp +51924416687

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  5. Andrew Vargas

    Estimado Jaime, un gran abrazo a la distancia. Crónica sobrecogedora, sincera, fiel y dolorosa ante la repentina partida de una buena mujer como lo fue Doris, y lo seguirá siendo. Ella ya trascendió, su espíritu partió al mundo más noble imaginado. Descansa en paz Doris, tu bondad, arte sincero y amor no pertenecieron a este mundo salvaje, sino mucho más allá.

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  6. Henry Quispe

    Jaime, solo los que hemos pasado por la trágica experiencia de perder a un(a) hermano(a) de una manera repentina y violenta podemos entender el profundo dolor y rebeldía interna que ello genera. Hace 06 años Yo perdí a mi hermano mayor también (me llevaba 07 años) en un accidente de carretera al interior del pais y a la fecha cada vez que voy a su tumba termino derramando lágrimas por su ausencia física. Te acompaño y entiendo tu dolor y desconcierto, también me he llegado a preguntar muchas veces: ¿Porque una persona tan buena como él tuvo que terminar así??…. Uno llega a cuestionar mucho los designios de Dios, pero solo el tiempo brinda la sabiduría del entendimiento y a rescatar con mucho cariño los momentos que vivimos con ellos, porque como dicen : Una persona muere el día que lo olvidan.. Ten presente siempre ello. Un abrazo.

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  7. Melina Mayo

    Estimado Jaime, bella crónica. Hay momentos en la vida que uno no se imagina que pasarán tan pronto, menos perder a un ser querido. Duele, el recuerdo por más hermoso, duele. Pero quedan, en nuestro corazón, en nuestra mente, en nuestros sueños y oraciones. ¡Fuerza!

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  8. Jomararp

    Me haces recordar la manera que murió mi mamita linda que era mi gran amiga, murió repentinamente, por hemorragia interna debido a medicinas que le aguaron la sangre y lo peor es que nunca se pudo comprobar porque mi padre y mi hermana no quisieron que le hagan necropsia.. Encontrándome yo lejos solo pude llegar a ver su cuerpo. Pero ya no era ella… Ella no era mi madre mi madre se fue lejos… Al infinito donde no se si la encontraré algún día… Al igual que mi padre que se fue al año siguiente… También se me quedó la idea que todo fue mala suerte que se ensaño con nosotros… Te mando un abrazo… Y celebro la hermosa unión que tuviste con tu hermana…

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  9. Ramón

    Mi más sentido pésame estimado Jaime, me ha conmovido su manera de recordarla. Rezo para que con Fe Dios le esté dando fortaleza en estos momentos.

    Le sugiero lea las obras de María Simma o de Santa Brígida, espero le ayuden a entender este momento.

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  10. Judit

    Una persona realmente muere cuando se le olvida ; los recuerdos la mantendrán viva aunq no esté físicamente aquí con los pobres.mortales ; al menos no sufrirá por las atrocidades que le esperan a este condenado mundo

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  11. Shirley

    Querido Jaime, tu hermana siempre estará a tu lado, y tú la sentirás en momentos específicos.
    Gracias por compartir tu sentir, creeme que muchos nos identificamos con tu dolor.
    Un fuerte abrazo.

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  12. Mariana Mondragon

    Wouuu Jaime, siempre siguiéndote. Mis mayores condolencias por la perdida de tu hermana.
    Recuerdala alegre y poética y sobre todo como una gran mujer y madre ❤️

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  13. Carmen

    Jaime, mis sentidas condolencias. Creo que el dolor de la muerte es más profundo cuando es provocado por la indiferencia de un conductor que no se quedó para ayudarla. Que manera más dura de recordarnos que vivimos en el tercer mundo. QEPD Doris.

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  14. PILAR URBINA

    Querido Jaime, no ire a las clasicas palabras de consuelo, solo quiero decirte que por todo lo que he leido entiendo que DORIS y TU, Tienen una conexion abstral. es decir mas alla del cuerpo, y esa conexiòn te permitira revivirla siempre, cuando tu quieras ,cuando en silencio escuches su voz, sus palabras , su Risa, sus consejos, sus confidencias, sus sueños. Mortalmente se ha ido una parte de tì, eso es lo que debes sentir ahora, pero en realidad es solo un proceso, han cambiado de estado y dejame decirte que volveras a escucharla y verla pero en otra dimensiòn algo que solo tu comprenderas. Somos energia, y somos alma, y esa parte que llevamos adherida al cuerpo, es la que no muere. Hoy en dia nos comunicamos todos con los que amamos de forma virtual cuando estan lejos y aprendimos por la pandemia a aceptar la distancia y el tiempo hasta que nos volvamos a encontrar. Ahora te tocara aprender a comunicarte con la Virtualidad superior, esa que te permitirà comunicarte a travès del Whatsapp del Alma y escucharla en Silencio………Dios te bendiga a ti y Familia. Auguri!!

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  15. Carlos Moreno

    Sr. Bayly,
    Mis condolencias por la partita pronto de su Hermana.
    Ella siempre estara viva en sus recuerdos y pensamientos. Su vida fisica termino pero su espiritu sigue vivo en Otra dimension que por nosotros estar dentro de estos cuerpos no entendemos y estamos limitados.
    Creer o no creer en el Eterno es parte de estas limitaciones. La religion es una cosa y la Fe al Eterno es otra.
    Espero que Ud. algun dia encuentre esta misma Fe, la Fe que tambien tenia su hermana.

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  16. Rosario Isabel Díaz Ramirez

    La Muerte terrenal partida obligatoria por los designios de la vida o de un simple tarado distraído.El amor siendo universal y permanente cruza galaxias.En ese sentido siempre volverás a Verla. a tu querida Hermana Doris.Ella estará siempre para ti en tu corazón y pensamiento en tu narrativa en el amor que permanece siempre vivo.Somos pasajeros en la tierra somos los viajeros en el tiempo .El espíritu y el amor permanece en la eternidad.Tu querida Hermana Doris dejo su poesía y un sol de vida que permanece en cada amanecer y atardecer donde siempre la veraz y tendrás contigo.
    Recibe un abrazo de paz y no cargues por mucho tiempo las tristezas Doris quiere tu alegría en la tierra de los vivos y tu alegría en el amor universal donde permanece todo lo vivo y lo verdadero.

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  17. Doris Nuñez

    Auerido Jaime como dice el titulo es ridicula la idea de no volver a ver a Doris sin emvargo la biblia dice que veremos a los que ya partieron a la eternidad y que por la fe veremos a nuestros famiares esa es la consigna con Dios solo entrega tu vida a Jesus y tendras esa conviccion el Espiritu santo que mora en tu ser te dira la verdad y seras libre de esa duda ..un dia si recuerdas hace muchos años seran 25 años te regale un librito dobre la Fe del autor kennet Haggin ese libro te habla de la fe y el creer en lo que no se ve espero que tu hora de conversion llegue pronto y aclares mejor tu vision esñiritual asi serias completo em Dios porque sabes Dios te dio muchos atributos y del cual se que tu hermana esta orgullosa un abrazo y la paz que Dios te da guarde en tu corazon

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  18. Luz Roshan

    Estimado Bayly: Lamento lo sucedido con su hermana Doris. Tenga por seguro que murió porque Dios le puso fin a su vida terrenal pero le dió un lugar más hermoso a su lado. Que por qué lo sé? Se que es agnostico. Pero si no es ateo, hay una esperanza de que logre entenderlo. Y no me refiero a su capacidad de entendimiento y cultural que es high level. Sino una introspección que hace sentir, mucho más que tener una explicación para nuestro saber. Creo que sí recordamos un tsunami que fue noticia hace unos años en Asia, tal vez haya visto la imagen que recorrió el mundo: un colchón navegando a modo de balsa y sobre el un bebé en buenas condiciones de salud. Al ver eso, supe que Dios no solo existía, sino que El decide quién, cuando y a qué hora partirá a la vida eterna. Si fue capaz de tirar las murallas de Jericó, no existen imposibles para El. Si creo, que con la FE de Doris, está en un lugar privilegiado y su alma vive feliz. Una felicidad que nuestra vida carnal no entiende. Dios le de resignación y fortaleza para aceptar. Refugiarse en la familia calma el dolor. Un abrazo a su alma.

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  19. Mariela Urteaga

    Siempre grande, siempre magistral con tu forma de llevarnos imaginariamente a tus vivencias y a tu sentir a través de tu escritura. Yo solo puedo decirte que mi hermana falleció hace 8 años y si de algo estoy convencida es que si somos energía, no morimos, solo nos transformamos y el amor, en este caso de hermanos, trasciende la muerte. Seguro que escribir te servirá como proceso liberador. Abrazos desde el alma para ti y tu familia.

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  20. Conchita

    Jaime tu hermana ya obro otro milagro en su vida, pues superar ese cáncer fue el primero, pero hacer que tu reces cada noche por ella es el otro. Bien decía mi abuela que no hay afligidos ateos.
    Dios la tenga en su gloria. Yo también perdí a mi única hermana y si las volveremos a ver con el favor de Dios.
    43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

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  21. Silvina Barba

    Soy tu fan Jaime, me enganchas con tus publicaciones! Considerando que tu hermana era poeta estoy segura que se hubiera enamorado de su propio libro hecho con su vida, con cada historia, anécdota, etapa de su vida… Ella supo vivir y se nota que plenamente, se reinventó, venció una dura batalla y pues ahora vivirá en los corazones de ustedes pues su alma habita en otro lugar.
    Fuerza para ti y tu familia.

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  22. Virginia Hernandez

    Jaime soy tu admiradora fiel desde Venezuela. Lamento profundamente la pérdida tan absurda de tu hermana, alma bella en manos de un irresponsable dios se ocupe de él!!! He llorado con cada escrito relacionado con ella. No muere el que se va de este mundo, muere el que es olvidado. Ella siempre vivira en tu corazón y en tus recuerdos lindos. Seguramente se reuniran de nuevo creo fielmente en eso. Te abrazo

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  23. Yani Portillo

    Que belleza de hermana querido Jaime ! La manera de como escribes es impresionante. Te admiro desde hace 23 años. Solo te digo que en esta vida “nos estamos jugando la eternidad “ y si tú que dos agnóstico vas a rezar todos los días por tu hermana Doris, es porque muy dentro de ti hay fe y esperanza, y cómo tú admiradora, eso me da alegría por tu madre Dorita. Bendiciones a lo grande.

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  24. Alberto

    No la conocí, a ti tampoco, Jaime. Pero últimamente he leído tanto de de ella en los medios que algo de los sentimientos que otros transcribieron en sus textos se hiso mío, me conmovió y en alguna línea escrita compartí ese amor. A ti tampoco te conozco Jaime, ¿pero quién no conoce de ti? Ahora que conozco a tu hermana a través tuyo, completas la imagen que le llegó e un desconocido y la haces vivir en mí también. Nadie que signifique tanto en la vida de los otros se muere Jaime, sólo aquellos que se ocultan tras lo hecho y huyen sin conmoverse por los efectos y los afectos.

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  25. Percy Arroyo

    Tus artículos cargados de filosofía no sólo otorgan preguntas sino geniales respuestas, la muerte es un tema muy polémico del que nadie quiere hablar, porque la tristeza es el principal sentimiento que nos embarga y la mayoría decide huir de estar triste. La muerte es parte de vivir más temprano que tarde a cada quien nos tocará y cuán más pronto lo entendemos más disfrutaremos de vivir en plenitud, la forma como tu describes los momentos que viviste con tu hermana inspiran a que vivir en plenitud es la mejor salida de todas.

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  26. Maribel

    La despedida de un ser querido es difícil. Aún más dificil entender que le quiten la vida. Rezar y tener fe es lo único que nos consuela para tener paz en el alma. Un abrazo Jaime

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  27. Bertha Pardo

    Jaime lindo artículo, al leerte me sentí identificada con tu dolor, recordé que hace 12 años perdí a mi hermano menor de 52 años en un accidente de tránsito, al inicio no podía creerlo, luego la desesperación por que encuentren sus restos, después poder encontrar un vuelo que me lleve a velar sus restos junto a mí familia. No es fácil asimilar la tragedia de la muerte temprana de un ser querido, sobre todo cuando hubo una gran afinidad y vivencias especiales. Descansa en Paz hermano Andrés, descansa en Paz Doris.

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  28. Carmen Garcia Ruiz

    Es indescribtible el dolor de una pérdida, agudisada por la inefable distancia y la imposibilidad de poder por última vez, besar y abrazar aunque sea el cuerpo fallecido de un ser que amaste con locura y que en vida hiciste lo posible por su tranquilidad y bienestar, lo digo por mi padre. Yo en Alemania cuidando a mi esposo postrado en cama ,sin tener con quién o donde dejarlo por unos días de improviso, y mi padre en Perú en plena Pandemia sucumbiéndo a un cáncer agresivo y fulminante, se sufre demasiado, ha pasado ya casi un año y te escribo con lágrimas de dolor en mis ojos y esa comprensión por el dolor que debes haber sentido al bajar del avìón que no pudo despegar y llevarte a despedirte , creo que el dolor nos acompañará por el resto de nuestras vidas al menos a mí. Un abrazo Jaime.

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  29. Susana Cardona

    Perdí a mi hermanito 4 años menor que yo Jaime, era mi mejor y único amigo, sólo en pensar que no volveré a escuchar sus carcajadas, que no le escucharé saludarme al entrar por la puerta, que no le volveré a ver me destruye la vida que me queda en este plano, por este dolor mío se perfectamente cómo es el tuyo,descanse en paz Doris tú hermanita

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  30. Fiorela Clarivel

    La vida es corta y misteriosa, puedes vivir muchos años pero no los suficientes. Dejar partir a alguien que tanto amas será un dolor inmenso, perpetuo y agonizante. Solo los recuerdos te sacaran una sonrisa amarga y a la vez un cálido abrazo al corazón. Descansa Doris.

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  31. Fiorella

    Hace menos de un año perdí a mi única hermana. Mi hermana mayor. Mi querida hermanita como le decía. Le arrebataron la vida de una forma tremendamente injusta. Ella no era el objetivo. Era un sicario, un malhechor, un narcotraficante. Ella estaba en el lugar y momento equivocados. En una clínica. Se nos fue en otro país, donde hoy descansa.Dejó dos hijos: una niña y un adolescente. Y a mí con el corazón roto. Es tan difícil todavía hablar de eso. Menos escribirlo. Hay palabras que no puedo decirlas ni escribirlas porque duelen hondamente. Todos los días la recuerdo y me sigue pareciendo increíble la forma en que se ha ido. Porque cuando lo vemos en las noticias se siente tan lejano y ni en las peores pesadillas se nos puede ocurrir que nos pase. Y pasó y siento que todavía no lo supero. No hablamos de eso en la familia. Ni pedimos justicia por miedo a represalias. Solo queda vivir y seguir adelante, seguir sonriéndole a la vida hasta que nos dure. Hasta que ya no demos más o hasta que unos mounstros como los que se cruzaron por la vida de mi hna, decidan sobre nuestras vidas. Entiendo el dolor de Jaime. Solo queda acompañar a las personas que transitan (mis) ese dolor.

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  32. Cristina Rengifo

    Solo el tiempo te dará la resignación para aceptar su partida, estoy segura que tu hermana está en mejor vida, en el lugar que ella creyó ; es lo que pienso para aceptar la partida de mi hermano.

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  33. Denisse Salguero

    Tan real lo que dices querido Jaime , me sentí identificada hace casi un año partió mi sobrina y solo nos queda la resignación , nosotros sufrimos la pérdida y es bonito pensar que ellos gocen de paz .

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  34. Jessica Damiano

    El amor de hermanos es algo maravilloso, en ellos encuentras a un compañero, amigo, cómplice, alguien que te ama por como eres y te brinda apoyo incondicional, lo que escribes comparte tu dolor y refleja ese vacío que Doris dejo en tu corazón…
    ¡Querido Jaime, te acompaño en dolor!

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  35. Javier Norberto León García

    Un buen artículo, me imagino dificil de escribir irónicamente a su estilo, por los sentimientos encontrados de la pena por la partida de un ser querido, y a la vez mostrarse cínicamente como escritor de culto que rompe esquemas. Le salió bien.

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  36. Rubén

    Que lindo y la resignación y esa negociación que debes truncar con la vida y contigo es parte de esta etapa de negación del Duelo, Mis condolencias y que lindo artículo

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comentarios

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