Caminando a orillas del Sena una tarde soleada de agosto, viendo con asombro cómo algunos veraneantes tomaban sol en bañador y se arrojaban a las aguas verdes del río como si estuvieran en las playas de Niza, preguntándose si debía quitarse la ropa y saltar en calzoncillos al Sena para que su esposa y su hija se riesen de él y le tomasen fotos haciendo el ridículo, Barclays creyó...
Los hombres que mataban animales
Como su padre era un cazador de animales que todos los años emprendía viajes de safari y de caza con sus amigos y se jactaba de matar leones, elefantes, pumas, antílopes, jabalíes y venados y regresaba de aquellas matanzas con las cabezas disecadas de los animales que había fulminado sin compasión y colgaba como trofeos de caza esas cabezas en los salones de su casa en el campo...
Mínimo conocimiento de París
En vísperas de partir, Barclays se pregunta: ¿Estaré siendo temerario, imprudente? ¿Será este un viaje suicida? ¿Viajaré a la enfermedad, a la agonía, a la muerte, cuando bien podría quedarme en casa? Nada obliga a Barclays a viajar, salvo que es agosto, hace un calor insufrible y tiene unos días de vacaciones. Pero bien podría quedarse en casa, con su familia, con su perro...
La hoguera de las vanidades
Retirado de la televisión, Barclays vivía en Washington DC y daba clases de literatura latinoamericana en la universidad de Georgetown, donde, años atrás, había escrito sus primeras novelas, cuando aún las escribía a mano, en cuadernos, en la biblioteca de la universidad, y las computadoras eran una extravagancia reservada a los científicos del campus, obsesionados en desarrollar las...
Una araña negra en su cama
Barclays y su suegra, una mujer muy guapa, nacida en Chicago, llamada Bárbara, fueron enemigos desde que se conocieron: -¿Qué colonia te has puesto? -le preguntó ella, a quemarropa, tan pronto como lo conoció. -Brut -respondió él, muy orgulloso. -Es colonia de cholos -dijo ella-. No la uses más. Bárbara era alta, rubia, coqueta, llamativamente guapa. Vivía en una mansión en...
Jeffrey’s, Austin, circa 1991
-Me han dado una beca en Austin -le dijo Daniela a su novio, Barclays-. Me voy a hacer una maestría en la universidad de Texas. -¿Y luego qué? -preguntó Barclays, sintiendo un leve temblor en las piernas, señal de que el mundo le era hostil. -Luego no sé -dijo Daniela-. Supongo que haré un doctorado. Daniela llevaba unos años siendo novia de Barclays. Se habían...
Te voy a pedir un favor
Harta de que su hijo Barclays escriba relatos inspirados en ella, Dorita le dice por teléfono: -Te voy a pedir un favor. Te voy a pedir que no escribas sobre mí. Barclays suelta una risa levemente cínica y pregunta: -¿Por qué, mamá? Dorita responde: -Porque me dejas como una tonta. Me dejas como una beata. Me dejas como una dictadora. Barclays ensaya una explicación: -No es...
La llamada de la patria
A pesar de que Barclays no habla por teléfono con nadie, ni siquiera con su esposa, ni siquiera con sus hijas, ahora se pregunta si debe llamar a su madre, quien le ha escrito un correo electrónico, pidiéndole: -Por favor, llámame. Tengo urgencia de hablar contigo. Es un asunto muy importante. Barclays no ve a su madre hace año y medio. La extraña. Si bien tiene ganas de verla...
Todas las almas
Aquella noche de verano, el niño Santiago, de diez años, que había pasado la tarde jugando al béisbol en un equipo del que su padre, Manuel, era entrenador, debía dormir en la casa de su madre, Adriana. Sin embargo, Manuel llamó a Adriana, su exesposa, y le pidió que Santiago se quedara a dormir con él, en su apartamento en una torre al norte de Miami Beach, pues al día...
Dilemas morales
En unas recientes elecciones presidenciales, el inefable Barclays y su esposa, que se habían prometido exonerarse del acto tumultuoso y enervante de votar en aquellos comicios y en todos los que estuvieran por venir, se resignaron a acudir, en medio de un espeso tráfico vehicular, a un centro de convenciones atestado de gente y, sin demasiado entusiasmo, como si estuvieran comprando...