Después de doce años recluida en un convento carmelita como monja de clausura, Delfina del Mar despertó súbitamente una madrugada, temblando de frío, con la inquietante certeza de que Dios no existía. Estoy perdiendo mi tiempo en este convento que parece una prisión, pensó. Estoy malgastando mi vida rezándole a un Dios que no me escucha, se dijo. Debo escapar de este convento, se atrevió a soñar...
El argentino errante
Avergonzado de su país por el fracaso en la guerra de las Malvinas, harto de vivir bajo una dictadura militar, el argentino convenció a su esposa de probar suerte en otras tierras, vendió su apartamento en Buenos Aires a precio de liquidación y se mudó a Lima unas semanas después de que concluyera el mundial de fútbol jugado en España, en 1982. Eligió la capital peruana porque tenía un amigo...
El catador de chocolates
El escritor ex chileno Arturo Belano y el escritor ex peruano Jimmy Barclays se conocieron en Barcelona, hace más de veinte años. Muy joven, Belano había escapado de la dictadura militar chilena y malvivido como poeta clandestino, siempre con hambre, experto en hurtar libros, en la capital mexicana, y luego en las costas catalanas. Barclays, por su parte, había escapado de la dictadura familiar...
Las orillas del rencor
El proceloso mar de las casualidades los arrojó a las orillas del rencor y los rebajó a la ínfima condición de enemigos. Niños curiosos, de familias pudientes, Barclays y Bedoyita fueron amigos en el colegio inglés más exclusivo de la ciudad. Sus padres se conocían y militaban en un partido político conservador. Siendo adolescentes, todavía en el colegio, empezaron a distanciarse. Bedoyita quería...
Dámelo todo
Pía no hace honor a su nombre: se ha vuelto atea. No siempre fue atea. En su niñez y adolescencia, era la más devota del colegio. Todavía preservaba la fe religiosa en la universidad, donde estudió leyes. Dos hechos desgraciados pusieron en entredicho su condición de creyente. Con veinte años, ya en la universidad, tuvo un novio basquetbolista de su edad, que murió de un infarto en medio de un...
Arañas que salen de la boca
-Creo que mi mujer ha dejado de quererme -piensa Barclays. Años atrás, en Barcelona, cuando ella soñaba con ser una escritora maldita, Barclays se la presentó a su agente literaria, una mítica señora catalana: -Te presento a Silvana, mi mujer. -No es tu mujer -lo corrigió la agente-. Es Silvana. No es tu mujer ni la mujer de nadie. Aunque ya llevaban unos años casados, Barclays recién comprendió...
El hijo de Dios
El escritor Manuel García Ribeyro era tan ambicioso y obsesivo, tan ensimismado y adicto al trabajo que, cuando su esposa Pilar le sugería que tuvieran un hijo, decía: -Si quiero ser un escritor respetable, no puedo tener hijos. Sin embargo, ante las presiones de su esposa, se rindió. Ambos habían nacido y crecido en el corazón de Sudamérica, el Perú. Vivían en Londres, donde García Ribeyro era...
Los genios
Con apenas quince años, Jimmy Barclays entró a trabajar como practicante al diario “La Prensa” porque su madre, Dorita Lerner, preocupada por su conducta díscola, quería que hiciera algo útil durante las vacaciones escolares y era amiga del director del periódico, Arturo Salcedo, a quien le pidió que se inventase un empleo no remunerado para su hijo descarriado, oveja negra, que no había querido...
La letra J en su espalda
El escritor Jimmy Barclays entró con aire ceremonioso, a paso lento, dándose ínfulas de gran escritor, en una librería deslumbrante y majestuosa de Buenos Aires, una de las librerías más bellas del mundo, un antiguo teatro convertido en librería. Luego hizo discretamente lo que solía hacer en una librería: espiar si tenían sus libros, o al menos su título más reciente. Como no los encontraba...
El niño que nació para mandar
-Tú has nacido para ser presidente. Dios te ha escogido para salvar a nuestro país. Eso le decía al niño Jimmy Barclays su adorada madre Dorita Lerner, cuando terminaban de rezar el rosario en latín. -Tú eres un líder nato. Has nacido para mandar, no para obedecer. Las palabras de Dorita Lerner penetraban dulcemente el espíritu piadoso de su hijo y azuzaban sus fantasías más caras: seré famoso...