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Seis viejitos gobiernan el mundo

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Tengo una curiosa debilidad por los viejitos, por la gente mayor. Parece ser que algunos viejitos también tienen una cierta simpatía por mí, o por mi programa de televisión. Es frecuente que una mujer joven me diga: mi mamá no se pierde tu programa, o mi abuelita no se pierde tu programa. No recuerdo a una señora mayor diciéndome: mi nieta no se pierde tu programa. La gente que viene al estudio...

No pudieron con nosotros

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Este mes de marzo mi hija Zoe cumplirá ocho años. Le haremos una pequeña fiesta con sus mejores amigas en nuestra casa en la isla. Sus mejores amigas son una niña española, una mexicana y una venezolana. Luego le haremos otra fiesta en las montañas nevadas de Colorado. Este año no iremos a Lima a festejar su cumpleaños. Zoe vino al mundo en circunstancias más o menos complejas. Me había enamorado...

Mariposas

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Estos días he cumplido cincuenta y cuatro años. El plan familiar era celebrarlos en las montañas nevadas de Colorado. Ese plan abortó de un modo inesperado y repentino que aún me sorprende. Había comprado los boletos aéreos con meses de anticipación. Había pagado dos habitaciones en un hotel al pie de la montaña. Viajaríamos mi esposa, nuestra hija de siete años, la nana de nuestra hija y yo...

Sueños

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Hace muchos años no sueño que vuelo. Antes soñaba que volaba y aquellos eran los sueños más felices. Vivía en otra casa de esta isla y soñaba que volaba sobre la isla, sobre el parque de la isla. No volaba como los pájaros, no movía los brazos como si fueran alas, volaba flotando en el aire, planeando, como si fuera una cometa liviana impulsada por el viento. Han pasado fácilmente diez o quince...

Matar al colibrí

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Tuve la mala suerte de ser el hijo mayor de mi padre. Me puso su nombre, que era también el de mi abuelo. Esperó que yo fuese como él: rudo, brutal, pistolero, matón, cazador de animales. Pero yo salí genéticamente opuesto a él, idéntico a mi madre: delicado, sensible, asustadizo, pusilánime, femenino, afectado. Yo era mi madre en miniatura, mi madre sin vagina. Mi padre era una bestia con mi...

De pronto era famoso

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Hace pocas semanas he cumplido treinta y cinco años haciendo televisión, quiero decir saliendo en televisión. Aspiro a llegar a los cuarenta años exhibiendo mi rostro crecientemente mofletudo en televisión. Todo comenzó en un canal de Lima, cuando yo tenía dieciocho años y era estudiante de una universidad. El dueño del canal me llamó a su despacho. Leía mi columna política en un periódico...

Todos mis novios todos

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Mi pasión por los hombres comenzó tarde. En el colegio no me enamoré de un compañero ni tuve fantasías con un amigo. Me gustaban las chicas. Me hacía cien mil pajas pensando en ellas. Pero el colegio era solo para hombres. No tenía amigas ni menos novias o enamoradas. Me hacía pajas mirando las fotografías de mujeres desnudas que aparecían en revistas como Playboy y Penthouse, revistas que me...

Todas mis novias todas

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Mi primera novia se llamaba Adriana. Tenía un apellido alemán. Era seria, circunspecta, intelectual. Amaba la música. Adoraba a Genesis, a Peter Gabriel, a Phil Collins. Se sabía todas las canciones de Phil Collins. Vivía en un caserón con sus padres. El tercer piso era un ambiente grande, bien decorado, lleno de discos y libros. Allí nos echábamos en la alfombra a oír las canciones que le...

De pronto eres millonario

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Vamos a suponer que tu madre te deja como herencia un millón de dólares. Nunca habías imaginado tener tanto dinero. Eres millonario. Se te presenta entonces un problema que no habías tenido: ¿qué hago con el millón? Una opción perezosa y conservadora es depositar el millón en el banco más seguro de los Estados Unidos, en cuatro cuentas distintas, porque el seguro federal cubre cada cuenta por...

La familia que elegí

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En la isla en la que vivo hace más de veinticinco años, Key Biscayne, a quince minutos en auto del centro de Miami, de la que solo me alejé dos años para vivir en Buenos Aires, escribiendo una novela, y un año para sobrevivir en Bogotá, haciendo un programa de televisión, y de la que no pienso mudarme ya a ninguna parte, ni siquiera a otra casa en esta misma isla, debo rendida, infinita gratitud...

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