AutorJaime Bayly

El hijo de Dios

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El escritor Manuel García Ribeyro era tan ambicioso y obsesivo, tan ensimismado y adicto al trabajo que, cuando su esposa Pilar le sugería que tuvieran un hijo, decía: -Si quiero ser un escritor respetable, no puedo tener hijos. Sin embargo, ante las presiones de su esposa, se rindió. Ambos habían nacido y crecido en el corazón de Sudamérica, el Perú. Vivían en Londres, donde García Ribeyro era...

Los genios

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Con apenas quince años, Jimmy Barclays entró a trabajar como practicante al diario “La Prensa” porque su madre, Dorita Lerner, preocupada por su conducta díscola, quería que hiciera algo útil durante las vacaciones escolares y era amiga del director del periódico, Arturo Salcedo, a quien le pidió que se inventase un empleo no remunerado para su hijo descarriado, oveja negra, que no había querido...

La letra J en su espalda

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El escritor Jimmy Barclays entró con aire ceremonioso, a paso lento, dándose ínfulas de gran escritor, en una librería deslumbrante y majestuosa de Buenos Aires, una de las librerías más bellas del mundo, un antiguo teatro convertido en librería. Luego hizo discretamente lo que solía hacer en una librería: espiar si tenían sus libros, o al menos su título más reciente. Como no los encontraba...

El niño que nació para mandar

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-Tú has nacido para ser presidente. Dios te ha escogido para salvar a nuestro país. Eso le decía al niño Jimmy Barclays su adorada madre Dorita Lerner, cuando terminaban de rezar el rosario en latín. -Tú eres un líder nato. Has nacido para mandar, no para obedecer. Las palabras de Dorita Lerner penetraban dulcemente el espíritu piadoso de su hijo y azuzaban sus fantasías más caras: seré famoso...

El escritor que se invitaba a sí mismo

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Escritor itinerante, periodista de verbo inflamado, hombre de derechas liberales, libertarias y libertinas, sospechoso de fumar marihuana a hurtadillas, Jimmy Barclays, ya cincuentón, llega a Santiago de Chile, después de tres años sin visitar esa ciudad. Va a presentarse en un festival de autores, un congreso literario. No lo han invitado, se ha invitado él mismo. Ha comprendido que, dada su...

Cuando sea grande

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Jimmy Barclays era un niño curioso y ensimismado, que vivía con sus padres en una casa en el campo, una casa tan grande que los jardines parecían infinitos y los vecinos no existían o no podían otearse en el horizonte. Su madre, Dorita Lerner, consumía sus horas más afiebradas rezando el rosario en latín, visitando las virgencitas y los santos en los jardines lujuriosos, depositándoles flores...

El siquiatra y su vecino

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Jubilado, setenta y dos años, Niño de Guzmán se levanta a la hora de siempre, ocho de la mañana, toma un desayuno frugal, apenas una tostada con queso cremoso y un café, se asoma a la ventana de su departamento y confirma que su vecino, el doctor Cisneros, no ha arriado la bandera de la nación que, hace semanas, izó y puso a ondear, durante las fiestas patrias. Todos en el apacible vecindario...

No debí asistir a su boda

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Un día antes de casarse civilmente con un joven al que conoció en el campus de la universidad de Berkeley, estudiando una maestría de negocios, Valentina invita a Sofía, su mejor amiga de toda la vida, su amiga desde los primeros años del colegio, a visitar el spa del mejor hotel de la ciudad y tomar unos masajes para relajarse y aplacar la ansiedad que la devora. Valentina está enamorada de...

Huir de un huracán para caer en otro

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Cuando anunciaron que el huracán Dorian se había fortalecido al punto de llegar a categoría 4, se dirigía viciosamente a las Bahamas y, de cumplirse los pronósticos, podía golpear las costas de la Florida a la altura de Palm Beach, no dudé en decirle a mi esposa Silvia que debíamos irnos de Miami cuanto antes y ponernos a buen recaudo del ciclón. Muchos años atrás, en 1992, me había quedado en...

El triunfo de los hampones

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Termino de ver la serie “El patrón del mal” que recrea la vida del narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Cuando lo matan a balazos, siento pena por él, me digo que debió entregarse a la justicia como hicieron su hermano Roberto, sus socios, los hermanos Ochoa, y su sicario más leal, alias “Popeye”. Veo llorar a la madre de Escobar cuando bajan el cadáver de su hijo de los techos en los que...

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