Era un domingo a mediodía en Los Ángeles. Un sol tibio hacía justicia, despejando el aire viciado de las revueltas callejeras. Mi esposa estaba triste porque nos marchábamos de esa ciudad que tanto amaba. -Volveremos el próximo verano -la alenté. Lo que a ella le gustaba de esa ciudad era el clima templado del verano, el gimnasio y la piscina del hotel, un particular restaurante italiano...
No volveré al desierto
Cuando le conté al conserje del hotel en Los Ángeles que manejaríamos tres horas rumbo al desierto, me dirigió una mirada preñada de malos augurios, torció el gesto y dijo: -No vaya al desierto. Es peligroso. Hace demasiado calor. No le hice caso. Yo quería ir al desierto. Llevaba años deseando conocer el desierto de Palm Springs. Me hacía ilusión pasar unos días confundido entre los...
Los vientos y los fuegos
Llevaba un año y medio sin ver a mi hija mayor. No había rencillas ni rencores entre ambos. Habían pasado dieciocho meses sin vernos porque su agenda no coincidía con la mía. Con apenas treinta y un años, es una abogada exitosa, lleva una vida atareada, trabaja en uno de los mejores estudios en la capital de la nación. No hay día en que no trabaje. Incluso cuando se toma unos días libres y...
El gran juego de la vida
La vida es ponerse cómodo. Si estás incómodo, será difícil que puedas disfrutar de tu existencia. La comodidad no pasa necesariamente por el dinero. Puedes tener mucho dinero y disponer de todas las comodidades materiales y, no obstante, estar incómodo. Recuerdo los tiempos lejanos en que me sentía incómodo en mi cuerpo. No me faltaba dinero. Tenía un bonito apartamento y un auto de lujo...
Will Ferrell se declara mi enemigo
Como todos los sábados, mi esposa y yo llegamos a un restaurante en la isla, saludamos a los camareros y nos sentamos a una mesa discreta, al fondo, porque la terraza se encontraba desbordada de gente. Mi mujer pidió entraña y vino tinto. Yo pedí asado y limonada. Parecía una noche tranquila y feliz. A veces, sin embargo, las apariencias engañan. Poco después, se acercó el camarero, un...
Mal de la cabeza
Tenía el pelo tan largo que, haciendo el amor con mi esposa, no la veía. Una suerte de sombrilla hecha no de paja, sino de cabello castaño liso, caía sobre mi rostro, cubría mis ojos y se agitaba conmigo como un parasol que fuese a salir volando. Si quería besar a mi esposa, tenía que hacer una pausa y retirarme el pelo de la cara. -Ya vengo -le dije, interrumpiendo bruscamente la...
El Papa peruano y mi madre
Despierto sin saber quién soy ni dónde estoy. He dormido masivamente dopado. Soy un hombre afortunado porque descanso todo lo que me pide el cuerpo laxo, con prescindencia del reloj, de las odiosas servidumbres del tiempo. Mi esposa me encuentra en la cocina, bebiendo un jugo de naranja con linaza, y me dice que han elegido un nuevo Papa y es peruano. Ella me reporta siempre las noticias...
Escritores que no me quieren
No he podido ser amiga de ningún escritor. He tratado, pero he fracasado. Los escritores, mis colegas, no ven mérito alguno en mi obra. Dicen que soy una escritora frívola, esnob, narcisista, siempre mirándose el ombligo. Dicen que estoy obsesionada con vender libros y no con escribir buenos libros. Dicen que mis libros se venden tanto porque soy una escritora chismosa, cabeza hueca. No...
El gato gordo
Una agencia internacional de oradores me ofreció bastante dinero para dar una conferencia en un hotel de Punta del Este. Quedé preocupado. Me pareció una señal de alarma. Algo estoy haciendo mal, pensé. Pregunté quiénes serían los amables caballeros que me pagarían. Me dijeron que un grupo de banqueros. Pregunté de qué debía hablarles. Me dijeron que el tema sería la economía en...
Yo fui amigo y después enemigo de Vargas Llosa
En un restaurante de comida china en Miraflores, Lima, quiso el destino que yo conociese a Vargas Llosa. Acababa de leer, deslumbrado, “La guerra del fin del mundo”. Tenía dieciocho años y era columnista del diario “La Prensa” de Lima. Mario dijo que le había gustado una columna mía contra los intelectuales de izquierdas que, oportunistas, acomodaticios, se daban la gran vida, disfrutando...