Hace pocas semanas he cumplido treinta y cinco años haciendo televisión, quiero decir saliendo en televisión. Aspiro a llegar a los cuarenta años exhibiendo mi rostro crecientemente mofletudo en televisión. Todo comenzó en un canal de Lima, cuando yo tenía dieciocho años y era estudiante de una universidad. El dueño del canal me llamó a su despacho. Leía mi columna política en un periódico...
Todos mis novios todos
Mi pasión por los hombres comenzó tarde. En el colegio no me enamoré de un compañero ni tuve fantasías con un amigo. Me gustaban las chicas. Me hacía cien mil pajas pensando en ellas. Pero el colegio era solo para hombres. No tenía amigas ni menos novias o enamoradas. Me hacía pajas mirando las fotografías de mujeres desnudas que aparecían en revistas como Playboy y Penthouse, revistas que me...
Todas mis novias todas
Mi primera novia se llamaba Adriana. Tenía un apellido alemán. Era seria, circunspecta, intelectual. Amaba la música. Adoraba a Genesis, a Peter Gabriel, a Phil Collins. Se sabía todas las canciones de Phil Collins. Vivía en un caserón con sus padres. El tercer piso era un ambiente grande, bien decorado, lleno de discos y libros. Allí nos echábamos en la alfombra a oír las canciones que le...
De pronto eres millonario
Vamos a suponer que tu madre te deja como herencia un millón de dólares. Nunca habías imaginado tener tanto dinero. Eres millonario. Se te presenta entonces un problema que no habías tenido: ¿qué hago con el millón? Una opción perezosa y conservadora es depositar el millón en el banco más seguro de los Estados Unidos, en cuatro cuentas distintas, porque el seguro federal cubre cada cuenta por...
La familia que elegí
En la isla en la que vivo hace más de veinticinco años, Key Biscayne, a quince minutos en auto del centro de Miami, de la que solo me alejé dos años para vivir en Buenos Aires, escribiendo una novela, y un año para sobrevivir en Bogotá, haciendo un programa de televisión, y de la que no pienso mudarme ya a ninguna parte, ni siquiera a otra casa en esta misma isla, debo rendida, infinita gratitud...
Los regalos devueltos
Toda familia es una guerra de guerrillas. La mía, quiero decir la que fundaron mis padres, no es una excepción. Hay bandos y facciones, hay aliados y enemigos, hay fuego cruzado y fuego amigo, hay lealtades y felonías, hay conspiraciones y delaciones, hay riñas y armisticios. Se supone que las fiestas navideñas son un armisticio, una tregua, un efímero acuerdo de paz. Se supone mal. En mi...
La ciudad que nunca duerme
Presentarse en el mostrador de American Airlines, aeropuerto de Miami, pasajeros viajando en clase ejecutiva, supone un elevado riesgo, porque casi todas las señoras uniformadas que allí despachan parecen víctimas de una prolongada catatonia y se hallan sumidas en un profundo pasmo o estupor mental que les impide resolver las cuestiones más simples. Como si hubiesen escapado de un asilo para...
Carta a mi madre
Querida mamá: Te escribo para contarte, con mucha tristeza, que no iremos a Lima a pasar las fiestas de fin de año. Silvia y Zoe han decidido que prefieren ir a la nieve. Quieren pasar las fiestas esquiando en las montañas de Quebec. Ya sabes cuánto Silvia disfruta esquiando. Como seguramente sabes, están construyendo un edificio al lado de mi apartamento en Lima. Tamara, nuestra asistenta, nos...
Epifanías quemantes
Todas mis novelas, todas sin excepción, y ya son quince, cifra que parece una desmesura, se han inspirado en hechos de mi propia vida, lo que, por supuesto, no supone que cuenten fielmente mi vida, sino que, a partir de ella, de dos o tres imágenes chispeantes, que sirven como fogonazos o gatillazos, empieza a urdirse una trama más o menos ficticia, bastante mentirosa, harto exagerada, que...
La mujer del bikini invisible
Mi mujer y yo estábamos en la piscina techada del hotel Mandarin de Barcelona, jugando con nuestra hija, cuando los pocos bañistas allí presentes enmudecimos súbitamente. De pronto entró al área cálida de la piscina una mujer sola, espigada, de pelo negro, cubierta por un albornoz blanco, y caminó sin mirar a nadie, y nos dio la espalda, y se despojó lenta y calculadamente de la bata, exhibiendo...