Al llegar de noche a la ciudad del polvo y la niebla, un tripulante de la aerolínea anuncia por el altavoz, en tono risueño, como si nos diera una buena noticia, que bajaremos por una escalera a la antigua, cargando a regañadientes nuestros bultos, y abordaremos un autobús, donde cada curva nos hará bailar una cumbia sin música de fondo: bienvenidos al caos. Enseguida, al bajar del...
Mientras los dioses dormían la siesta
Quiso el azar, o quisieron mis padres, que yo naciera, mientras los dioses dormían la siesta, en la ciudad del polvo y la niebla, a orillas de un mar helado. Levemente envanecidos por el suceso, mi padre y su padre, que llevaban el mismo nombre, estuvieron de acuerdo, como si me impusieran una bendición o un augurio dichoso, que dicho nombre, ya dos veces fatigado en la...
Insolvente
Un periódico de derechas rancias, espesas, conservadoras, o sea un periódico que me ve con ojeriza, ha publicado un titular tremebundo que dice: “Jaime Bayly en la insolvencia”. En cuarenta años de vida pública, me han dicho de todo: pervertido, degenerado, drogadicto, invertido, sicario, mercenario, traidor a la patria, fascista, agente de la CIA, falso gay. Últimamente me han dicho: ballena...
Mi imperio está en ruinas
Esta semana he inaugurado un canal personal de YouTube que lleva mi nombre. Me entusiasma la idea de grabar un video más o menos breve, no más de quince minutos, todas las tardes, en la sala de mi casa o, si estoy viajando, en la suite de un hotel. Mi esposa compró la cámara, el trípode, las luces, los micrófonos y, junto con unos editores virtuosos, hizo posible el sueño. No me hace ilusión...
La rebelión moral de los insectos
Un sábado por la noche es improbable conseguir una mesa libre en el restaurante uruguayo de la isla en que vivimos, a menos que tengas una reserva: se come tan rico que suele estar lleno de bote a bote, tanto en la terraza como en el salón, y los comensales se agasajan con carnes, pastas, pizzas y empanadas. Dado que soy un hombre predecible de rutinas fijas, aquel sábado, como todos los sábados...
La ventanilla de la felicidad
Me encontraba sentado, quiero decir desparramado, quiero decir arrellanado, en el salón de espera de Iberia, aeropuerto de Madrid, aguardando a que nos llamasen para dirigirnos a la puerta de embarque del vuelo que nos llevaría de regreso a Miami, cuando mi esposa Silvia se acercó, me entregó un sobre y dijo: -No sé si quieres ir a pedir que te devuelvan estos impuestos. Era la...
La cantante y el escritor
El vuelo de Iberia desde Miami hasta Madrid debía despegar a las cinco de la tarde. Lo hizo a las seis de la tarde, una demora comprensible. Yo estaba sentado en la primera fila, ventana. Mi esposa Silvia y nuestra hija Zoe, en la primera fila, asientos centrales. Viajábamos a Madrid para presentar mi novela “Los genios” en la feria del libro. Tan pronto como despegamos, encendí la tableta, me...
Desventuras de un escritor con sobrepeso
Era un sábado por la tarde en Miami. Una sobredosis de pastillas para dormir me había dejado más aturdido que de costumbre. El tiempo estaba tan cálido que parecía verano: en realidad, siempre es verano en Miami. Aunque usualmente no trabajo los sábados, esa tarde debía ir a una librería en Coral Gables para hablar de mi más reciente novela y, a continuación, firmar ejemplares de...
La felicidad, si sabes buscarla
Mientras un hombre pierde su tiempo hablando apasionadamente de las intrigas políticas de su país, otro se eleva sobre aquellas chaturas y pinta un cuadro o escribe una novela. El primero, sin advertirlo, afea su existencia, afea el mundo; el segundo, si acaso consigue rozar el arte, embellece su vida, embellece la vida misma. Tiempo después, la cháchara política del hablantín estará muerta, pero...
La pista de hielo
El bar del hotel Alvear está desbordado de turistas más o menos obesos que gritan en inglés. Beben cerveza, gritan como si estuvieran en una cantina o una discoteca, se besan sin pudor, poco les falta para echarse a bailar un reguetón. Lucen extrañamente eufóricos. Es probable que esa sensación de júbilo se origine en el hecho de llevar billetes de cien dólares en los bolsillos o en las medias...