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Ahora sé que no soy un hombre de éxito

A

  Ya casi nadie queda en pie. La televisora en que trabajo parece un cementerio sin lápidas, un camposanto con cámaras y reflectores. Casi todos han sido despedidos, expulsados, despachados a sus casas. Quedamos unos pocos que recordamos a los caídos en acción. Es infrecuente ver en los pasillos deshabitados del canal a un alma viva, un individuo caminando con aire apesadumbrado, como si...

A veces creo que mi esposa ya no me ama

A

  A pesar de que la amo, a pesar de que la amo más de lo que ella me ama en sus días mejores, no estoy en condiciones físicas, cognitivas, sentimentales ni morales de hacer el amor con mi esposa todos los días del año. Pronto cumpliré sesenta años. El tiempo ha minado viciosamente mis reservas eróticas. Dármelas de macho lujurioso podría costarme la vida. No quisiera enfriarme de súbito...

Nunca más vuelvo a un concierto

N

    Ofrezco como pruebas de amor a mi esposa los conciertos a los que ella me ha llevado, o me ha arrastrado, muy a mi pesar, jalándome suavemente como si fuera su mascota, prometiéndome caricias, mimos y engreimientos si me portaba bien. El primero de ellos, un recital de Justin Bieber, tuvo lugar Los Ángeles, ciudad en la que nos encontrábamos de paso. Aunque mi esposa se confesaba...

La vida de los otros

L

  Cuarenta años después, he regresado a Berlín. Tenía diecinueve años cuando la visité por primera vez, invitado por el gobierno alemán, cuya sede estaba entonces en Bonn, una ciudad que más parecía un pueblo de burócratas imperturbables. Todavía no alcanzo a comprender por qué los alemanes perdieron su tiempo y su dinero invitándome a su país, como si yo fuera un hombre importante. No lo...

Cuando quería morir joven

C

    En Londres están una sobrina, una ahijada, un primo hermano y los huesos de mis antepasados. En los próximos días visitaré los cementerios donde yacen estos últimos y, si hay suerte, conversaré con ellos. Mis antepasados huyeron de las guerras, de las deudas, de las mujeres que dejaron embarazadas, del honor y las reputaciones. Yo he sabido preservar ese legado. Soy aun peor que...

No me despierten antes del mediodía

N

    Debo de ser el hombre más perezoso del mundo, piensa Barclays, sin un átomo de culpa, orgulloso de sí mismo. Un día tranquilo y feliz comienza para Barclays a las dos de la tarde, hora en que despierta a regañadientes, se despoja de su ropa para dormir (numerosas prendas de cachemira y zapatos negros, pues duerme con medias gruesas y zapatos), se viste siempre de azul y baja a la...

Me rendí

M

      Debería estar presentándome en la feria del libro de una ciudad lejana, exhibiéndome en ella, firmando ejemplares de mis novelas, fingiendo entusiasmo, pero estoy en casa, en la isla, en pijama, a seis horas en avión de aquella ciudad distante, melancólica. Debería estar aliviado por no haber viajado a medianoche. No lo estoy. Me torturan la culpa y el remordimiento por no...

Todos los semáforos en rojo

T

      Recién llegado desde Madrid, Barclays le dijo a su esposa que estaba cansado de viajar tanto y necesitaba al menos tres semanas tranquilas, en casa, sin padecer las colas de los aeropuertos ni subirse a unos aviones donde probablemente se contaminaría de alguna infección respiratoria que lo dejaría diezmado y tosiendo. Ha pasado apenas una semana de las tres que Barclays se...

El barrio rojo

E

    El conserje del hotel en Ámsterdam, David, todo un caballero, nos sugirió que visitásemos el barrio rojo por la tarde y no por la noche: -Hay mucha gente de noche y es peligroso -dijo. Le pregunté si al final de la tarde habría ya algunas prostitutas exhibiéndose detrás de los cristales, apenas iluminadas por unas luces rojizas. Nos aseguró que algunas comenzaban a trabajar a las...

Todas las patrias

T

      A punto estuvimos de perder el vuelo a Madrid. Era el 4 de julio, día de la independencia, y los patriotas, tan impacientes por salir de casa para vociferar su nacionalismo, tan recios para soportar sin quejarse un calor de cuarenta grados centígrados, tan necios para vestirse con la bandera patria, se confabularon en un desfile a mediodía, cuando el asfalto ardía. Peores que...